Los gases invernadero retienen el calor cerca de la superficie terrestre. A medida que aumentan en la atmósfera, el calor adicional que retienen conduce al calentamiento global. Este calentamiento, a su vez, influye en el sistema climático de la tierra, y puede llegar al cambio climático.
La atmósfera es, telequinética, lo que significa que los cambios pueden producirse de manera simultánea en distintas regiones o lugares. La atmósfera puede transformarse de forma instantánea de un estado climático a otro. Esto permite que las pautas que siguen las tormentas, las sequías, las riadas o los vientos se modifiquen a nivel global, y lo hagan más o menos al mismo tiempo.
Contrariamente a los demás gases invernadero, el vapor de agua en forma de nubes bloquea parte de la radiación solar durante el día, manteniendo las temperaturas moderadas.
El cambio climático mucha gente piensa que es una invención, una artimaña política para aplicar leyes restrictivas o destinar grandes inversiones millonarias para ocultar otros proyectos. Y la verdad que en parte tiene razón, es una excusa para destinar dinero en acciones inútiles y carentes de sentido; pero también es verdad que el planeta se encuentra en una gran tesitura.
Tenemos que reaccionar porque estamos en el ecuador de un problema mundial que influye a todos de igual forma, los países ricos por ser ricos y los pobres por pobres. La única forma de atajar un “problema real” es con “medidas reales”, no destinando millones de forma descontrolada y sin consecuencias con el fin de hacer ver a la sociedad de que se hace algo, cuando en realidad lo único que se hace es comprar sus conciencias.