Durante los primeros cursos los estudiantes leer porque el profesorado les inculcan el hábito de lectura y descubren un nuevo universo, donde pueden dejarse envolver por su imaginación; pero después en la pubertad abandonan la lectura al imitar a los mayores.
Quien no entiende la lectura como gozo personal, casi seguro que no tendrá compresión lectora cuando la tenga que hacer por obligación. De ahí la relación lectora y éxito escolar.
Niño que lee, adolescente que lee, adulto que leerá. Y el hábito lector condicionará su forma de ser, y las horas de aburrimiento las trocará en horas de enriquecimiento.
Un léxico rico se adquiere leyendo buena literatura y hablando con personas que tengan un buen vocabulario.
El hábito se hace gradualmente, no hay que leer mucho sino con asiduidad todos los días un poco, de esta forma sin darse cuenta la persona adquiere gusto por la lectura.