Si te ayudas a ti mismo y ayudas con ello a otras personas, se difundirá una energía positiva. Si no lo crees, piensa en lo rápido que puede extenderse las energías negativas, como la ira o el odio.
También deben tener claros los efectos que ejercen sobre otras personas.
Todos conocemos a personas que aparentemente olvidan las necesidades y los sentimientos de los que les rodean. Este tipo de persona que se halla tan inmersa en sí misma que no le queda energía o interés para nadie más. Suelen ser las personas que acaban solas, incapaces de comprender por qué tienen pocos amigos y por qué ya nadie les llama. Por otra parte, todos conocemos también personas que se encuentran en el otro extremo, siempre se ponen en último lugar, y tienen una impresión tan pobre de sí mismos que parecen haber perdido por completo su personalidad. Es necesario encontrar un equilibrio entre ambos extremos y aprender a quererse a uno mismo, ala vez que respetar a los demás