La conectividad es total al utilizar el teléfono como prolongación de navegación que complementa al ordenador, facilita el acceso a contenidos y aplicaciones, destinadas al automatismo de labores triviales.
Fomenta la insociabilidad personal y propicia la sociabilidad digital de un mundo impersonal donde la máquina se convierte en un muro que separa ambas realidades, limitación sicológica que impide el acceso a desconocidos, dejándoles fuera del entorno virtual donde se relaciona con los demás.