La experiencia demuestra que las copias chinas no son de gran calidad en algunos productos pero cumplen la función para la que fueron diseñados igual que los originales a precios asequibles, artículos que cubren la demanda de un sector de la población que las grandes marcas ignoran, no adecuando los precios a las exigencias del mercado.
Los artículos compiten en el territorio donde se fabrican creando un mercado alternativo paralelo a las grandes marcas porque tienen acceso al género en el proceso de manufacturación al ser los productores, copiando la tecnología para después venderla con características similares, apoderándose de una parte insignificante del volumen total de ventas con respecto al original.
La tendencia alcista de las grandes marcas persigue más beneficios con menor volumen de ventas, en cambio la rentabilidad de los países asiáticos va pareja a las transacciones comerciales al producir más cantidad a precio menor, ofreciendo un servicio social al dar la oportunidad a todo el mundo de disfrutar de los mismos productos aunque algunas veces sea con calidad inferior.