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martes, 10 de mayo de 2011

El regocijo de la perversión

Valencia en Fallas - 2010
El sexo en cualquier de sus expresiones no tiene indice moral ni limite social, convirtiéndose en un elemento deshumanizado que busca el placer inmediato a través de las sensaciones físicas, donde no se atienden a reglas cívicas. 

En Internet el sexo se convierte en una herramienta lucrativa que proporciona al internauta todo un repertorio de posibilidades eróticas de forma desinhibida en el ámbito privado, sin cortapisas  accede dentro de la legalidad a un amplia oferta de opciones, que no tiene limite de edad.

Podemos añadir sin miedo a equivocarnos que la pornografía en la red es el tejido sórdido que esconde todo un submundo legal de actuaciones ilícitas, que utiliza el deseo carnal para captar el anhelo individual de lo prohibido, ofreciendo al consumidor cicatero el regocijo de la perversión.