En los lugares más insospechados podemos encontrar a personas extraordinarias, escondidas de la percepción general e ignoradas por su condición social, mal viviendo con los desperdicios de los demás. Buscando un lugar donde habitar, una función que desarrollar y un papel en la sociedad.
Desahuciados viven en el margen de las calles y en el extremo de la realidad, fuera de la vida cotidiana, lejos de la seguridad de un hogar. A merced de los peligros ocultos en las ciudades, esquivan la crueldad y se esconden de la barbarie que les busca para darles caza.
Son victimas de ellos mismos y los grandes olvidados, viven con sus defectos y virtudes en cajeros o debajo de puentes, a veces encuentran un albergue que por un tiempo les cobija. Pero al final viven y mueren en la soledad de la calle.