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viernes, 27 de septiembre de 2013

La dulzura de la recompensa es el premio a la amargura de la decepciones

esfuerzo En la década de los ochenta transmitían por televisión las peripecias de jóvenes talentos de la Escuela de Arte de Nueva York, acostumbrados  al esfuerzo y sacrificio personal para llegar a la meta fijada, aunque eso no era lo importante sino el lema que decía al principio de comenzar: “Queréis la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar”.

Filosofía de vida que premia el esfuerzo y dedicación de la persona independientemente del menester al que se dedique, forma el carácter y engrandece el espíritu, enseñanza la grandiosidad del ser humano a ser capaz de dar lo mejor de sí para desarrollar todo su potencial.

Nada es gratis y para conseguir algo se tiene primero que llorar lagrimas amargas antes de saborear la dulzura de la recompensa, sufrir decepciones y padecer necesidad para empezar a ver algún fruto, en definitiva aprender a saber estimar lo que cuesta todo sin perder la perspectiva del objetivo marcado.