La dificultad de aprender algo nuevo entorpece y poltrona la actitud, desmotivando la concentración necesaria para ejecutar la tarea, la cual se hace de forma desinteresada al no saber apreciar la importancia de disfrutar con todo aquello que desarrolla.
La clave de toda actividad es la dedicación y la especialización, da igual a la ocupación a que se dedique y la profesionalización de la misma, lo importante es hacer algo que satisfaga intentando alcanzar la perfección aunque no se consiga. Mostrando interés en todo lo que se realice se va mejorando y alcanzando un alto grado de especialización, motivado por la complacencia de realizar lo que gusta.
Cuando se alcanza la técnica se perfecciona el método aunque no se disponga de los conocimientos de la materia, aprendiendo y fomentando habilidades que hacen posible dominar aquello que hacemos, creando personas extraordinarias capaces de convertirse en eruditos en la disciplina.
Las universidades tienen que aprender a utilizar la competencia adquirida con la perecía y enseñar la especialidad cultivada con la dedicación, mostrando un mundo académico lejos de las aulas que abre nuevas experiencias formativas, adquiridas de forma autodidacta.