No hay un lugar preciso, y ningún acontecimiento demasiado insignificante como punto de partida, porque una de las cosas más fascinantes de la red es el efecto transformador en la sociedad. Cualquier acción, en cualquier parte, puede poner en marcha el espacio y el tiempo para terminar esparcidos por todo el mundo. Todo lo que ocurre en la red produce una respuesta en otro punto de la misma, de igual, mayor o menor intensidad.
Todos vivimos en la grande y dinámica red del cambio. Esos nos unen unos a otros y, en ciertos aspectos, a todo lo del pasado. Y en la medida en que cada uno de nosotros influye en el curso de los acontecimientos, también nos une al futuro que estamos construyendo conjuntamente segundo a segundo. No importa cuán remotos puedan parecer estos vínculos en el espacio y el tiempo porque son reales. Ninguna persona actúa sin causar un cambio en la red. Cada uno de nosotros tiene un efecto, en algún lugar, en algún momento. Todo el mundo contribuye al proceso. En cierto modo, cualquier cosa que hacemos hace historia porque somos historia.