La desestimación de España a la candidatura de los juegos olímpicos tiene su origen en la imagen negativa que proyecta, respaldada por los dirigentes que representaron al país en la candidatura, demostró que las olimpiadas eran un proyecto económico que nada tenía que ver con los valores del deporte.
Los escándalos de corrupción y la falta de unidad de las comunidades autónomas fueron clave para el fallo del jurado a pesar de cumplir los requisitos, técnicos y económicos para financiar el proyecto, socialmente el país está lejos de los valores morales para ser merecedores de ese honor.
Con la crisis económica se han perdido valores y olvidado lo que realmente era importante, retroceso que convierte al país en un lugar de sirvientes donde el resto del mundo viene de vacaciones, mientras los ciudadanos pasan miserias.