Normalmente adquirimos conductas y pautas que hacen que los demás tengan o adquieran una opinión equivocada de nuestra persona, por eso lo mejor es no caer es descuidos que puedan encasillar a esa persona en una personalidad equivocada.
Un ejercicio muy práctico es ser tardo en hablar y largo en callar; el escuchar es fundamental para poder saber lo que los demás quieren, es muy fácil caer en el defecto de no dejar expresarse a los demás intentando imponer nuestro punto de vista sin antes saber el de nuestro interlocutor.
La rectitud y la verdad de nuestra palabras nos darán credibilidad ante los demás, la mentirá y la falsedad harán que la gente no nos tomé en serio.
También tenemos que evitar los temas de política y religión, porque puedes ofender a los demás al creer que intentas imponer tus creencias.
Se tiene que evitar las discusiones, cuando una persona se empecine en un tema y veas que no tiene razón no intentes imponérsela porque le puede parecer mal, cambia de tema y no entres en discusiones que no llevan a ningún término.