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viernes, 31 de julio de 2009

La sabiduría proviene después de la experiencia

Nadie puede recorrer el camino por ti. Nadie puede tomar la absolución por otro. Nadie puede hacerte ver la luz si te empeñas en tener los parpados cerrados. Tú eres tu discípulo; tu eres tu maestro.

Para comprender la verdad, las palabras e incluso los libros son de muy poco valor. Tenemos que encontrar dentro de nosotros mismos las contestaciones a nuestras inquietudes.

Hay que concentrarse en una sola vez. Cuando hacemos una actividad, nos tenemos que concentrar plenamente en ellas porque en caso contrario, la mente no puede centrarse provocando confusión o conflictos.

Saber la diferencia entre bien y el placer. Muchas veces los pensamientos, actos y palabras pueden ser buenas aunque no sean placenteras, de la misma manera que hay cosas placenteras que no hacen bien. Hay que aprender a discernir, a discriminar. Discriminar entre lo bueno, lo saludable y lo placentero.