Tener descendencia en la actualidad supone un gran reto económico para las familias pero también una apuesta de futuro, cada vez más complicado para los jóvenes que tienen menos salida laboral, aunque la experiencia pone de manifiesto que con esfuerzo y trabajo los inconvenientes que surgen se superan.
Un hijo es una gran satisfacción en muchas etapas de la vida y en otras fuente de frustraciones porque se ponen en ellos grandes expectativas, aportan sentido a la vida y son la alegría de cualquier hogar, definitivamente son lo mejor que le puede ocurrir a una persona.
Siempre se tiene que tener en cuenta que no son de la propiedad de nadie ni han nacido para complacer a sus padres, son el producto del amor y semilla para el futuro, respuesta natural a la evolución del ser humano. A veces desafiantes, en otras complacientes y en muchas ocasiones exigentes, son parte de nuestro ser que evolucionan con independencia.