Los mercadillos son lugares de encuentro al aire libre donde los visitantes se pierden entre la multitud para comprar artículos de cualquier índole, mientras observan y disciernen alguna cosa que les pudiera interesar, pasean aglutinados entre los puestos que ofrecen lo que tienen con lozana naturalidad.
Bullicio donde las conversaciones y voces se confunden con el tumulto que ofrece la colorida estampa alojada en las plazas, lugares abiertos con varios accesos donde la amplitud del terreno se ve monopolizada, copada por puestos, objetos y gente que disfruta de los pequeños placeres sociales obsequiados cada semana.
Servicios por un módico estipendio remunerado para disfrutar de los pequeños placeres gastronómicos y vinícolas después de una intensa mañana de fatigante trajín, congrega a familiares y amigos, olvidándose por un instante de los problemas individuales para regocijarse en la alegría del momento.