Problemas económicos están agravados por la avaricia que lleva aparejado una mala gestión de los recursos y desproporcionalidad en el reparto de la riqueza que tuvo su origen con las subvenciones para el desarrollo de la Unión Europea, dinero que España tenía que justificar con la ejecución de proyectos los cuales tenían un costo desproporcionado, incremento sobrevenido por las comisiones y contrataciones fraudulentas.
Gestión que engendró toda una forma de proceder que se extendió a todos los ámbitos de la sociedad pero de forma desmesurada a las altas esferas, trapicheos que empezaron a conocerse por la ciudadanía con el escándalo bancario de Banesto, destaparía una estructura financiera de gran complejidad que llevaría a los gestores de las entidades a crear un entramado más sofisticado de a propiciación indebida de capital que trascendería hasta la actualidad.
Actualidad marcada por la corrupción que afectaría a todos los estamentos e impulsaría el primer proceso judicial contra un juez en la historia democrática del país, degradado por la gente que se proclama en la actualidad defensores de la justicia, democráticos y gestores de los caudales públicos.