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miércoles, 3 de agosto de 2011

La riqueza histórica de Segovia

El viaje por carretera desvelaba a nuestro paso grandes llanuras de extensos pastos verdes en un año especialmente lluvioso, salpicados de placas solares y campos de girasoles, atravesando pequeños pueblos castellanos que adornan la geografía. 

A la llegada a Segovia un precioso arco situado en una glorieta junto al cuartel de la Guardia Civil nos da la bienvenida, dando vueltas con el coche por la ciudad buscando el lugar que teníamos para pernoctar, un taxista muy amable nos lleva hasta el lugar.

Arco entrada Segovia

El recorrido de la ciudad comienza en el autobús de línea, concretamente el cuatro es el que lleva al viajero hasta la plaza de Azoguejo donde se levanta ante la mirada atónita del turista el acueducto rodeado de escaleras, sustentado por sillares de granito sin ningún tipo de argamasa. Una obra arquitectónica construida por los romanos que suscita interrogantes y maravilla al visitante, con más de dos mil años de antigüedad.

Acueducto de Segovia

Perdidos por las calles empedradas de la ciudad se descubren pequeños rincones apartados de los lugares comunes de paso, salpicados con pequeñas tiendas de artesanía bautizadas con nombres que hacen referencia a su patrimonio, encontramos la plaza mayor donde se ubica una hermosa catedral de estilo gótico con rasgos renacentistas conocida como la Dama de las Catedrales. Un lugar rodeado de bares y restaurantes donde se puede admirar la escultura del poeta Antonio Machado a tamaño real, mirando la plaza con elegancia, mientras la gente disfruta de las vistas con un refrigerio.

Plaza Mayor de Segovia

Desde la plaza se puede ir al Alcázar, caminando o en autobús. Un pequeño micro que recorre las estrechas calles juntos a los visitantes que lo hace a pie o en bicicleta. Sorteando todo tipo de obstáculos hasta llegar a su destino, un palacio que fue residencia real y que se alza sobre un cerro donde se pueden observar unas bellas vistas panorámicas.

El Alcázar de Segovia

Antes de partir de Segovia no podíamos obviar el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, un castillo de estilo barroco de magnificas proporciones con grandes jardines y paseos, rodeados de multitud de esculturas que adornan la gran diversidad de fuentes encumbrado por un precioso lago que denominan el mar. Escoltado por dos grandes Sequoias denominados el rey y la reina, muestran una estampa difícil de olvidar.

La Granja de San Ildefonso


Con un magnifico sabor de boca por la riqueza de su gastronomía decidimos dar una ultima vuelta en coche por el casco urbano y salir dirección Arévalo, sin saberlo y por casualidad podemos apreciar el Alcázar desde la parte norte, que se alzaba ante nosotros con majestuosidad. Y el centro de San Juan de la Cruz en el convento de las Carmelitas Descalzas, un broche de oro para una ciudad con un rico patrimonio que despide al forastero con un precioso arco. 

Arco Segovia