Con el cambio de moneda y el periodo de bonanza económica los consumidores no apreciaban el valor del dinero, momento aprovechado por los comerciantes para inflar los precios, pagando más por menos. Con la crisis el margen de ganancias empieza ajustarse y los compradores se lo piensan más en el momento de adquirir un producto, teniendo en cuenta factores que antes pasaban desapercibidos. Equilibrando la balanza en la mayoría de los sectores, excepto energía y telecomunicaciones.
Los precios ofrecen una perspectiva de la realidad social a los comerciantes que ajustan las ganancias al poder adquisitivo de la sociedad, aumentando el margen o disminuyéndolo en función a las ventas, tendencia que fija el comprador con sus hábitos de consumo.