La naturaleza estremece el mundo y lo modifica a voluntad con gran violencia, moviendo montañas mientras arranca el fuego de sus entrañas. Fusionando cielo, fuego y agua.
En medio de tanta violencia se encuentra el hombre en un acto de vanidad y prepotencia, se asienta a vivir en cauces de ríos o robando espacio al mar, el cual en justa medida se hace dueño de su territorio con crueldad suprema.
Arremete el aire contra la tierra como hojas de papel y arrasa el agua desgastando montañas, mientras con el fuego perfila el paisaje esculpiendo formas caprichosas con lava. El escenario del mundo se vuelve hostil contra su gran enemigo y morador, obligando a retroceder en su ego para terminar por comprender a costas de vida humanas cual es su lugar en la tierra.