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sábado, 16 de enero de 2010

Empatía con el pueblo de Haití

Durante estos días se esta viendo en los diversos medios de comunicación el drama que esta sufriendo Haití y siempre tenemos que pensar que lo que les pase a ellos también nos puede ocurrir a nosotros, porque estamos en el mismo planeta, juntos en esta nave que se llama Tierra.

También reprochar que hay muchas gente que se esta aprovechando para sacar beneficio con el mal de otros, ganando dinero a costa de buenas voluntades, decir que lo que se siembra se recoge y que todos estamos conectados, nadie escapa de sus propias acciones.

Cuando damos por hecho nuestras libertades o derechos siempre descubrimos que no es así, que puede venir cualquier acción bien de la naturaleza o del hombre que puede cambiar ese estatus de bienestar, dándonos a entender que somos seres muy frágiles. Por eso nos tenemos que dar cuenta de esa fragilidad y ser humildes, ya sé que es difícil, porque muchos no han sufrido: hambre, frío, miedo, horror… viviendo en sus cómodas vidas de lujo.

Se que mucha gente es atea, pero cuando nos vemos contra las cuerdas y vemos lo negro que esta todo, en ese tramo que la muerte se nos presenta el miedo nos hace recurrir a algo más grande que nosotros, porque tenemos la necesidad de creer en algo sino nuestra vida carecería de significado. Y la existencia basada en el placer inmediato sería tan superficial que nadie se molestaría por trascender o ayudar a los demás, no seriamos seres especiales sino animales sin voluntades.

Nuestra fuerza esta en ayudar a los demás, de mostrar empatía por el sufrimiento ajeno y trascender como ser humano, para conseguir un bien superior dando sentido a la humanidad en un momento carente de valores.