COPENHAGUE – Desde que la cumbre del clima fracasó en Copenhague, muchos políticos y expertos han señalado con el dedo a los dirigentes de China por bloquear un tratado mundial vinculante sobre la mitigación del carbono, pero la resistencia del Gobierno de China era a un tiempo comprensible e inevitable.
En lugar de dar muestras de indignación, los encargados de la adopción de decisiones harían bien en aprovecharlo como una advertencia: ha llegado el momento de pensar en una política climática más inteligente.
La creación de coches eléctricos, el uso de energías renovables y el ahorro energético utilizando el transporte público son medidas que son efectivas pero como todo son autosuficientes. Se tienen que utilizar y adecuadas más medidas que comprometan a todos los países del mundo, en mayor o menor medida, siempre desde un punto de vista del más desfavorecido.
También tenemos que adecuar las cuotas de emisiones de dióxido de carbono para que todos los países las puedan cumplir, cuanta más pequeña la cuota más fácil de cumplir será, porque no tenemos que poner grandes metas insalvables las cuales unos pocos las cumplirán. Sino bajar las previsiones para que el éxito este garantizado.