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viernes, 13 de noviembre de 2009

El primer golpe

La raya se sobrepasa con el primer golpe, rompiendo la confianza y deshaciendo el amor, la compasión de la persona agredida hacia su agresor se convierte en su perdición; en una condena a muerte.

El maltrato no tiene sexo, convirtiendo lo anormal en normal, la agresión en una rutina en la relación. Antes de sobrepasar el punto sin retorno del primer golpe es necesario ponerle fin.

No podemos aceptar una serie de conductas que pro frecuentes se presentan como habituales, y que por habituales nos las hacen ver como normales, y todo ello por no enfrentarnos ante su significado con una actitud crítica y reflexiva.

En la agresión no hay amor, no es tolerable bajo ningún contexto y es reprochable en toda su extensión.


La agresión, cualquier agresión es deplorable, no se puede consentir da igual su condición o su edad; da igual su religión, da igual que sea animal o persona.