En su vertiente objetiva el impulso fundamental nos mueve a desarrollar todas nuestras estructuras y a actualizar todas las capacidades que cada uno trae, al nacer, en estado latente.
Conforme vamos adquiriendo experiencias vamos perdiendo libertad frente a una clase determinada de actos, pues quedamos condicionados por todas las experiencias anteriores.
La suma de todas las experiencias es lo que construye nuestra realidad, nuestra forma de ser. Las experiencias negativas son precisamente las que nos impiden vivir con toda nuestra capacidad.
Cuando nacemos todos tenemos las mismas capacidades, no hay persona más inteligente que otra, sino que tienen reprimidas sus cualidades influenciadas por el entorno en el que se desarrollan. Por la represión de la sociedad o de las ideas preconcebidas de nuestros progenitores, que en muchas ocasiones limitan el desarrollo de sus hijos.
Todos tenemos un folio en blanco al nacer, lo que se escribe en él, nos condiciona durante toda la vida.