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jueves, 26 de marzo de 2009

Favila. Cuatro décadas

Hoy he estado en la exposición de Cuatro décadas de Favila, la cual se encuentra enmarcada en el Palacio Revillagigedo, situado en la Plaza del Marqués. En un popular barrio de Cimadevilla, enfrente del puerto deportivo y junto al mar dibujando la estampa marinera, del lienzo de la ciudad de Gijón. 
Por sus salas los cuadros salpican las paredes y encontrándose en sintonía con el edificio, el cual complementa las obras  que engrandece a un más al artista y transmite la esencia del pueblo asturiano como si de una fotografía se tratara. 
En el desconocimiento de los datos del artista y de sus obras detallo a continuación la descripción facilitada por el Centro Cultural Cajastur:
Como ocurre con la mayoría de los artistas vocacionales, Amado González Hevia, Favila, probablemente no recuerde la fecha exacta en que comenzó su andadura artística, de modo que podremos decir que da sus primeros pasos en el dibujo y la pintura a edad muy temprana y de la mano de su padre, el pintor Amado González Fernández.
Esta exposición que acoge el Centro Cultural Cajastur Palacio Revillagigedo, comprende un recorrido por la producción artística de Favila, durante cuatro décadas, de intensa actividad en la pintura, escultura, cartelismo e ilustraciones de todo tipo, con la característica de ausencia de obra propia en su poder, ya que está dispersa en cientos de coleccionistas particulares, dando ello una prueba de la gran aceptación que tiene su obra.
Cuando en 1966 la familia se establece en Avilés, Favila se inicia en los rudimentos de la pintura en el taller de Vicente Menéndez Prendes "Santarúa" y en la Escuela de Artes y Oficios, donde actualmente ejerce como profesor de modelado, grabado y pintura y como jefe de estudios de la institución que, en 2002, le otorgó su máximo galardón, la Medalla de Oro.
En 1975 ingresa en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia. Cinco años más tarde concluye su formación académica, que le abre las puertas de la Escuela de Artes y Oficios y de varios institutos de enseñanza media para ejercer la docencia, que más tarde abandonaría para dedicarse de lleno a la Escuela y a sus propios proyectos.
El periplo de Favila por las salas de exposiciones se inició en 1974, en la galería Amaga, de Avilés, donde muestra su obra pictórica por primera vez en una exposición individual que obtiene gran éxito, a la que sucedería, a lo largo de las siguientes décadas, un sinfín de muestras de Oviedo, Gijón, Ponferrada, Grado, Madrid, Bilbao, Mieres, Aller, Ciudad Real, Astorga, León, México D.F y Avilés. Desde su debut artístico en 1974 participa en innumerables exposiciones colectivas, entre las que cabe destacar el Certamen Nacional de Pintura de Luarca, donde obtuvo varios premios la muestra "Panorama 81 del Arte Asturiano" en la capital de España, el Salón de Navidad de Avilés, la exposición "7 Pintores avilesinos de hoy", en la Casa Municipal de Cultura de Avilés.
El Prestigio de Favila crece, y en 1991, el Ayuntamiento de Oviedo le encarga la decoración con pinturas murales de la Plaza de Toros de la ciudad, y el Obispado le encomienda la decoración de la cúpula del Altar Mayor de la Capilla del Cristo de las Cadenas.
La calidad de sus trabajos en la capital asturiana hace que los Ayuntamientos de Oviedo y Avilés, así como el Cabildo Canario, le encarguen nuevas obras, en este caso escultóricas, Santa Eulalia de Mérida (1995), Vendedoras del Fontán (1996), La Monstrua (1997), Alejandro Casona (1997), Tinerfeño (1998), Lolita Pluma (1998); Tratante de ganado (1999), Marta y María (1999), Conde de Campomanes (2003).
Los trabajos de Favila no se circunscriben a la pintura y la escultura, sino que a lo largo de su trayectoria artística son frecuentes sus colaboraciones en la creación de portadas e ilustraciones en las más variopintas publicaciones, carteles para fiestas de ciudades asturianas; creación de carrozas para los desfiles de El Bollo o escenografías para el Ayuntamiento de Avilés. Se podría decir que Favila es un artista completo con mucho oficio, cuyos conocimientos técnicos y magisterio han tenido -y siguen teniendo- una más que notable influencia sobre las generaciones posteriores de pintores asturianos.