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miércoles, 25 de febrero de 2009

La vía de la Plata

Cuando fui a la exposición La vía de la Plata: una calzada y mil caminos, lo primero que se percata uno cuando va, es la ausencia de interés por un tema nuestro, sólo unos pocos se han pasado a contemplar algo interesante y gratuito que forma parte de nuestra cultura. Toda nuestra civilización actual se sustenta en los pilares de la cultura romana: el derecho, la arquitectura, las infraestructuras (carreteras, puentes, ect.) e incluso nuestra sociedad actual. 

Esta exposición muestra con sumo detalle mediante paneles explicativos todo el recorrido de nuestra geografía, a demás consta de toda serie de artilugios usados por la época y reproducciones de herramientas que utilizaban los arquitectos tales como el Corobate (Instrumento especial utilizado por los antiguos ingenieros romanos para medir los diferentes niveles de un terreno)  y la Groma. 

Corobate


Groma

También exponen varios videos explicativos durante el recorrido y otro al final donde se detalla lo que hemos visto durante la exposición, situándonos geográficamente así como en la época, que fue construida la vía de la plata. 

A continuación detallo rigurosamente la explicación sacada del museo Arqueológico de Asturias,  ubicado en Oviedo y por último añadir que la exposición se celebra hasta el 15 de abril de 2009. 


Una calzada y mil caminos

De su nombre actual, vía de la Plata, no hay constancia hasta comienzos del siglo XVI, y se han buscado varias explicaciones para el origen del término primero, se relacionó con las riquezas que circularon por ella; también a lo bien conservado del firme y a su color blanquecino; otras etimologías apuntaron a que provenía del latín vía lata, es decir, amplia, ancha; más recientemente se barajó la posibilidad de que viniera del árabe balata, camino enlosado, origen del término castellano calzada; más recientemente aún se ha pensado en un origen latino, delapidata, referido al enlosado. 

Los romanos dotaron a esta vía pública de puentes tendidos sobre los cursos fluviales de más difícil vadeo, de miliarios situados minuciosamente a cada milla romana (1.480 metros). Estos elementos fueron, además emblemas propagandísticos en los que se dejaba constancia del mantenimiento de la calzada a cargo de los diferentes emperadores, desde Augusto hasta los últimos años del imperio. 

Los emplazamientos militares situados en las proximidades del camino indican que durante la época romana fue transitado por los ejércitos que controlaban las zonas recién conquistadas. Pero esta vía facilitó sobre todo el tráfico de mercancías – tanto productos exóticos como cerámica local y útiles necesarios para la vida cotidiana entre los puntos urbanos intermedios, y desde ellos hasta la periferia rural. También circularon las ideas: la forma de vivir romana se extendió gracias a ésta y otras vías peninsulares. Así, se difundió el modelo de vida urbana, con edificios oficiales que repetían fórmulas estereotipadas en las distintas ciudades, o la interdependencia entre éstas y las zonas rurales próximas que las abastecían y que generaron una nueva fórmula de vida en los campos. Así como se irradiaron las ideas lo hicieron las creencias: la religión romana se extendió hacia la periferia, como más tarde lo haría el cristianismo, teniendo como puntos de referencia más antigua, precisamente, Augusta Emerita y Astorga en el siglo III. 

Durante la Edad Media, los distintos reinos se sirvieron de esta ruta en sus idas y venidas bélicas entre el norte y el sur peninsulares. Además, a partir del siglo XIII algunos de los tramos originales vieron añadida una nueva función: la trashumancia de los ganados de la Meseta. Tras la etapa medieval, el surgimiento de nuevas ciudades contribuyó a variar el primitivo trazado romano y, a partir del siglo XIX, el nuevo sistema de comunicaciones –ferrocarril y carreteras – significó el fin del tránsito continuado a través de la vía de la Plata, que quedó relegada al estudio arqueológico. 

Desde la protohistoria, a lo largo de tres milenios las culturas que han transitado por la Península Ibérica han dejado su huella en los márgenes de esta vía de la Plata. Contemplar estas evidencias permite la lectura de las relaciones que surgieron entre ellas y, sin lugar a dudas, de una gran parte de nuestro pasado.