En un acto circense de demagogia “Sortu” se presenta ante los medios de comunicación como el partido de la izquierda abertzale sucesor de la ilegalizada Batasuna, en otro intento de legalizar una formación política estrechamente vinculada con ETA. Condenando la violencia presente y futura, pero rehusando hacer declaraciones sobre las actuaciones criminales de la banda terrorista en el pasado, en una maniobra publica que pretende callar las voces de las victimas del terrorismo y conformar a la sociedad.
A partir de acciones terroristas nace una representación democrática que carece de moral y utiliza todos los medios legales para legitimarse, manteniendo el principio que definió su ideología, en una aparente legalización que lo único que persigue es optar a las elecciones.
Si se legaliza todos estos años de lucha, sufrimiento y muerte habrán sido en vano, porque la violencia habrá ganado al estado de derecho. La paz reinará y tal vez por un tiempo cesen las muertes, pero el país tendrá que pagar un alto precio por traicionar el espíritu democrático y abandonar los ideales que la convirtieron en nación.