A partir de acciones terroristas nace una representación democrática que carece de moral y utiliza todos los medios legales para legitimarse, manteniendo el principio que definió su ideología, en una aparente legalización que lo único que persigue es optar a las elecciones.
Si se legaliza todos estos años de lucha, sufrimiento y muerte habrán sido en vano, porque la violencia habrá ganado al estado de derecho. La paz reinará y tal vez por un tiempo cesen las muertes, pero el país tendrá que pagar un alto precio por traicionar el espíritu democrático y abandonar los ideales que la convirtieron en nación.