Existen lugares fantásticos en el mundo, costumbres milenarias que atrapan millones de turistas y gentes maravillosas con ancestrales raíces, paraísos en la tierra que atraen a millones de personas que buscan nuevas vivencias y experiencias.
La vida se reduce al final en vivir el momento con intensidad porque toda existencia se centra en una circunstancia, la plenitud, modo en afrontar los sucesos que ocurren reconfortan el espíritu y apaciguan la inquietud que desasosiega el alma.
Desasosiego producido por la insatisfacción personal al no conseguir los objetivos soñados empujan a la persona a derroteros inciertos, muchas veces entre dos aguas sin tener claro el motivo de las propias acciones, pierde la noción y olvida la conciencia para actuar de forma que conlleva un castigo moral que al final se transforma en una autoagresión física infligida por la dejadez.