Las nevadas han sido copiosas pero todavía lejos de décadas atrás donde era imposible circular con los vehículos a pesar de disponer de los medios necesarios, cortando el acceso a los puertos y pueblos colindantes los cuales quedaban incomunicados gran parte del invierno en condiciones de extrema dureza, rodeados de un infranqueable muro blanco.
La dificultad de circular por los puertos fue protagonizado por la falta de máquinas quitanieves y el espaciado tiempo en la frecuencia de las pasadas, problemas que no existen en las autopistas de peaje donde se circula con normalidad al encontrarse la calzada totalmente despejada.
Prueba de ello es que los vehículos adecuados con neumáticos de invierno y normales detrás de las máquinas quitanieves pudieron circular con normalidad, el resto tuvieron que dar la vuelta o pedir asistencia en carretera, impedimento protagonizado en zonas rurales lejos de los accesos principales de las ciudades y puertos de montaña por la restricción de medios y no por causas atmosféricas.