Sacrificarse por lo que se quiere es una tarea ardua por un camino tortuoso que tiene más sinsabores que dulces momentos, andadura en solitario que pone a prueba la resistencia humana lleva en muchas ocasiones plantearse el abandono, presa de la desesperación de no alcanzar tan deseado objetivo.
Objetivo que sin apoyos se vuelve inalcanzable a pesar de la tenacidad de la persona por la cantidad de trabas que pretenden hacer desistir del encomiable empeño para el que sé es bendecido, destino puesto a merced no sin antes sufrir y sumirse en la frustración, extenuado hasta el borde de la desesperación.
Extenuación que pone a prueba la resistencia del individuo que es capaz de sobreponerse ante las adversidades llevado por la convicción, lucha que gana el que más aguanta a los envites de la vida, alzándose vencedor no por encima de los logros de los demás sino por las propias limitaciones.