Más allá de la música y de una imagen en decadencia existía una personalidad arrolladora que con su particular voz hizo que por un breve instante brillara sobre el resto de artistas con luz propia, eclipsando al público el cual vibraba enloquecido con la genialidad de su canto, perdonando las excentricidades del artista.
La corta carrera de Amy Winehouse deja a los fans un amargo sabor agridulce que es compensado con la discografía de la cantante, un breve muestrario del gran talento natural que poseía permanecerá atemporal en su música, legado que perpetúa el mito.
Con la perdida de la cantante inglesa se cierra un capitulo triste de la música quedando en el recuerdo la nostalgia de lo que fue y pudo ser, arrebatada de la vida por los excesos, la artista deja un vacío musical imposible de reemplazar.
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