El compromiso social es una cuestión universal, inherente en el ser humano que determina el grado de implicación de las personas, que concreta el impacto de sus actos en el entorno donde se desenvuelve.
El activismo es la expresión del compromiso social que revindica los derechos ante las injusticias propiciadas por los intereses, salvaguardando el bien colectivo sobre los partidarios, por encima del individualismo y del lucro. Sirviéndose de las corrientes sociales para transformar las conductas y propiciar el cambio.
La lideración de los movimientos son impulsados para sobresalir del colectivo y empleado para conseguir metas particulares por los precursores de la idea que consiguen promover el cambio, realizando grandes avances sociales a través del mérito colectivo. Son las personas con fuertes convencimientos los que alimentan con ilusión los sueños y luchan por mejorar el mundo desde el anonimato, sin beneficios, buscando el bien común. Eclipsados por la propaganda del protagonismo, son los verdaderos activistas.