Se tiene que apreciar al ser de cada individuo por lo que significa para cada uno pero siempre desde el respeto, pensar que existe algo más allá de la evidencia inequívoca del raciocinio, lectura del psique humana que muestra la verdadera naturaleza encubierta por la visibilidad del aspecto.
El aprecio es producto de la admiración y la crítica es el resultado banal de la holgazanería intelectual, carencia personal que suple la insustancialidad con hechos de vidas ajenas, socavadas con comentarios que atacan la diversidad.