Los vehículos particulares producen la mayoría de emisiones de CO2 a la atmósfera del transporte por carretera, ocasionando problemas graves para la salud a consecuencia de los motores diesel, polvos finos y partículas en suspensión. Enfermedades que la mayoría de los casos son respiratorias, aunque depende del individuo y de los niveles de exposición, en Europa según la DGT se producen ochenta mil muertes.
Se están disparando todas las alarmas al estar en los niveles más altos de concentración de dióxido de carbono de los últimos seiscientos cincuenta mil años, un cuarenta por ciento más que en la revolución industrial, una cifra récord que va en aumento.
Lo importante para reducir la contaminación son pequeños gestos que ayuden al ciudadano concienciarse de las alternativas existentes que impulsen la movilidad ecológica y barata, como la bicicleta, un medio de transporte adecuado a las necesidades del siglo XXI. Que no contamina, descongestiona las ciudades y esta en sintonía con el medio ambiente.