El poder de mando se sustenta en el cargo y se desarrolla en facultad de las decisiones que se toman, contrayendo una responsabilidad con la ecuanimidad en la aplicación de las normas que ayuden a preservar el equilibrio institucional sin cambios drásticos, de forma paulatina.
La toma de resoluciones se tiene que fundamentar y aplicar en base a los principios legales, pero también a los morales, así como tener en cuenta la situación actual. Siendo permisivo en determinadas cuestiones que ayuden a soportar la carga impositiva, a la que se encuentra sometidos y no ser extremistas en los asuntos de estado, increpando la opinión pública.
Las protecciones sociales son pilares estructurales de cualquier estado y soportan la carga que sustenta la democracia, uniendo los esfuerzos gubernamentales y sociales en la protección de los derechos individuales. El cambio de algunos de sus derechos se tiene que realizar de forma consensuada por medio de sufragio y no impuesto por los grupos parlamentarios, en un momento inadecuado al estar contagiados por la histeria económica propiciada por las especulaciones de los mercados.