El mundo es un escaparate e Internet el expositor donde las personas utilizan el arte del escaparatismo para ofrecer un producto que no se compra ni se vende, pero se enseña, la vida privada. Mostrando sin pudor y con desparpajo las intimidades.
Con el intercambio de información se establece un vinculo y se crea una necesidad, cotillear sobre la vida ajena de forma pública, utilizando las herramientas audiovisuales para exhibir las vanidades haciendo alarde del ego propio.
La mercadería se establece de forma altruista con una sola finalidad alardear, en un mundo normal de cosas triviales, lo distinto marca la diferencia en la rutina del quehacer diario. Utilizado por las grandes compañias para analizar los datos o estudiar las costumbres, ofrecer servicios y facilitar relaciones personales, cobrando a otros por algo que es nuestro. Ofrecido sin saberlo.