Internet es un medio donde los valores humanos son por tónica general la nota predominante, aunque claro la cara siempre tiene su cruz, por eso existen personas que lo único que quieren es disfrutar fastidiando al prójimo, desbaratando cualquier iniciativa. Esto en el argot de la red se denomina un “Troll”.
Los ataques de los Trolls se pueden interpretar como buenos, una forma de comprobar la veracidad y la legítima contribución del internauta es siguiendo los comentarios, observando la conducta de los participantes, buscando señales que nos den pistas como: que las exégesis siempre estén discrepando de los comentarios del resto, utiliza palabras mal sonantes “flamer”, intenta desprestigiar el lugar utilizando las redes sociales, crea entradas en otros blogs para criticar el trabajo hecho por otros blogger sin aportar nada a Internet, utiliza perífrasis para que no sea identificado, las votaciones son negativas por sistema…
Evitar el problema es sencillo, los comentarios tienen que estar siempre tutelados para subsanar posibles agresiones antes de que se produzcan, encauzando las discusiones y sirviendo como mediador en los posibles conflictos del blog, foro, ect…, eliminando o avisando al infractor de las irregularidades de sus actuaciones.
Jamás debemos perder los nervios y entrar en la dinámica del Troll, dos nos se pelean si uno no quiere, por lo tanto delimitando el acceso e ignorar los comentarios es la solución más sensata.