Con plazos consigue leer trozos, mitades o capítulos sueltos, sin llegar a culminar la lectura completa de un libro. Cansado por la obligación estudiantil y aburrido de programas televisivos, busca en Internet el alivio a través de la cultura, mostrando retazos de literatura que llevan a indagar en otras formas de lectura.
El libro designa a sus lectores y marca en el momento en que debe leerse, mostrando la belleza de su contenido, designado por la suma de casualidades que llevaron al momento en el que las fuerzas de la literatura se revelan tímidamente, esbozando un recatado signo de intelectualidad. Aguijoneando con la curiosidad al titubeante lector y mostrando una parte de la vida trascendental, que se oculta en la sabiduría, a través de los siglos.
Llevando a consagrar nuevos pensamientos y buscar nuevas formas de expresión, para madurar como persona. Y pensando que a través del conocimiento existe algo más, diferente, que le muestra claves que la vida cotidiana le arrebata por medio de la superficialidad.