Translate

martes, 15 de diciembre de 2009

The frenzy of life

Cada cosa tiene su tiempo, pero también tienen el suyo propio cada lugar y persona. El tiempo es el extracto de la realidad que nos envuelve y que nos penetra como un laberinto.

Los aborígenes conocen el clima y los ciclos cósmicos, de forma que parte de sus medios auxiliares les resulta tan imprescindible como a nosotros el reloj. Son capaces de leer el entorno y adaptarse a él por medio del reloj biológico que todos poseemos, pero cada vez utilizamos menos perdiendo nuestra conciencia así como el instinto natural.

Tanto el reloj de arena como el reloj de agua son relojes telúricos y lo que en ellos actúa es la fuerza de la gravedad.

Los relojes de mecha encontraron su aplicación práctica en la pirotecnia, en la cual desempeña un gran papel de cálculo de la duración de la combustión.

Nosotros no somos prisioneros del tiempo, sino que hacemos mal uso de él, no sabiendo disfrutar de nuestro momento. La desorganización y el enredo embocan en desorden, en el fárrago de la persona así como el descontrol personal hacen que las personas sean infelices y vivan estresadas por el frenesí de sus vidas.