En la actualidad, el ocio tiene una importancia económica y social innegable y su práctica, una incidencia en nuestro mundo de valores y en el desarrollo o destrucción de pueblos, comunidades o personas: alineación, falta de alternativas, aburrimiento, miedo a no saber que hacer…
Si el ocio es una necesidad humana, hacer posible su satisfacción constituye un requisito indispensable de calidad de vida.
El ocio, en cuanto acción satisfactoria de nuestra existencia, es algo dinámico, o se practica y obtenemos sus beneficios, o no se práctica, y como mínimo, dejamos de gozar de las ventajas que nos proporciona.
La justificación de su existencia se fundamenta en la necesidad de dar sentido a todas las edades y a todas sus horas, ya que es muy difícil soportar una vida sin sentido.
La gente jubilada, con una discapacidad… Tendría que aprovechar las horas del día, las cuales pueden ser muy largas sin una ocupación, esto puede derivar en el alcoholismo, las drogas, etc. por eso tenemos que buscar alternativas a nuestro tiempo libre. Sería muy bueno hacer actividades al aire libre, buscar adquirir más conocimiento o incluso aprender a realizar nuevas tareas, trabajar en talleres ayudando a los demás, siempre buscando una alternativa que nos sirva para sentirnos útiles y realizados con nosotros mismos.