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jueves, 23 de julio de 2009

La formación frena la perdida de memoria

Cada vez que se recuerda o repite una experiencia, las neuronas pueden realizar descargas químicas y fortalecer sus conexiones. Si la red en ciernes no se esfuerza, las conexiones se desharán. Una vez se ligan firmemente estas tienden a durar, pero a lo largo de los años, de muchos años, pueden que se vayan borrando. Si una unidad de memoria no se reutiliza o refuerza de vez en cuando la conexión se debilita, deshace o muere.

R. C. Mohs, director de psicología de la Escuela de Medicina del Monte Sinaí de la ciudad de Nueva Cork e investigador desde hace mucho tiempo de cómo se puede intervenir para paliar las pérdidas de memoria de las personas mayores, nos recuerda que, aunque el ritmo al que guardamos información nueva disminuye con la edad, la información registrada deliberada y consciente se sigue pudiendo recobrar con seguridad. Y se pueden aprender buenos métodos de recuperación.

Un estudio que Mohs llevó a cabo en 1993 con personas con edades entre los setenta y los setenta y nueve años descubrió que quienes tenían una educación más amplia tenían recuerdos más eficientes y experimentaban menos cambios en su memoria con el paso del tiempo. Con años de escolarización enseñan a la gente a aprender las mejores formas de codificar y recuperar recuerdos. Las personas que aprenden eficazmente, por ejemplo, tienden a buscar pautas, agrupan información por categorías y se valen de una variedad de estrategias memorísticas mucho mayor. Mohs sugiere que ese ejercitar la mente mantiene la memoria fuerte porque refuerza las conexiones sinápticas del cerebro.