Cada vez que se recuerda o repite una experiencia, las neuronas pueden realizar descargas químicas y fortalecer sus conexiones. Si la red en ciernes no se esfuerza, las conexiones se desharán. Una vez se ligan firmemente estas tienden a durar, pero a lo largo de los años, de muchos años, pueden que se vayan borrando. Si una unidad de memoria no se reutiliza o refuerza de vez en cuando la conexión se debilita, deshace o muere.
R. C. Mohs, director de psicología de
Un estudio que Mohs llevó a cabo en 1993 con personas con edades entre los setenta y los setenta y nueve años descubrió que quienes tenían una educación más amplia tenían recuerdos más eficientes y experimentaban menos cambios en su memoria con el paso del tiempo. Con años de escolarización enseñan a la gente a aprender las mejores formas de codificar y recuperar recuerdos. Las personas que aprenden eficazmente, por ejemplo, tienden a buscar pautas, agrupan información por categorías y se valen de una variedad de estrategias memorísticas mucho mayor. Mohs sugiere que ese ejercitar la mente mantiene la memoria fuerte porque refuerza las conexiones sinápticas del cerebro.