La biología humana se enfrenta en el siglo XXI a dos grandes fronteras de investigación: La transformación de simio a humano y el enigma del paso de cerebro a mente.
La neurobiología sigue siendo una disciplina naciente, en una etapa el desarrollo teórico tal vez comparable a la de la genética a comienzos del siglo XX. Las cosas que más cuentan siguen envueltas en el misterio: de qué modo los fenómenos físicos se convierten en experiencias mentales (los sentimientos y las sensaciones, llamadas “qualia” por los filósofos, que aportan elementos de la consciencia), y cómo a partir de la diversidad de estas experiencias aparece la mente, una realidad con propiedades unitarias, como el libre albedrío y la conciencia del yo que persisten a lo largo de la vida de un individuo.