Una persona anónima que no se conocía de pronto por un escándalo pasa a convertirse en la más popular del mundo, protagonizando todos los medios de comunicación y apareciendo en los diversos soportes enciclopédicos de la red, por facilitar información de estado de la primera potencia mundial a diversos periódicos. Convirtiendo a un espía en el portavoz de la libertad de expresión, abanderado por los diversos medios de comunicación que secundaron la noticia, publicando los escándalos de un aliado.
La libertad de expresión cedió a los intereses económicos y al chantaje, intercambiados por la lealtad a un aliado, un amigo estratégico. El cual fue victima de traición por un soldado, utilizado por el fundador de Wikileaks para lucrarse, jugando con la estabilidad mundial.
Julian Assenge protagoniza un episodio de espionaje donde la corrupción, traición, intereses económicos y conflictos sexuales conforman la trama. Un filón para la industria editorial, la cual le han pagado un sustanciosa cantidad por vender sus memorias, el episodio más rentable de corrupción donde el desenlace esta por determinar. Aunque es previsible el final.