Lamentablemente cada vez es más normal ver en los cascos antiguos de las ciudades a multinacionales y franquicias, eso resta idiosincrasia a los lugares, convirtiéndolos en corrientes.
En vez de sumar le resta porque crea un modelo común para todas las ciudades, imposibilitando acceder a pequeños comercios, dedicados a la artesanía que son los verdaderos portadores de cultura.
Para evitar lo anteriormente expuesto parte por acotar la parte antigua de la ciudad, desplazando a las franquicias a polígonos y espacios dedicados actividades comerciales fuera del casco urbano, permite que desarrollen con normalidad su actividad sin desgastar la percepción genuina de los lugares.