La responsabilidad de cualquier persona que se dedique de alguna forma a los negocios tiene claro el principio de honorabilidad, código ético que tiene como fin mantener la reputación y ganarse la confianza de las personas con las que trabaja, asegurándose la continuidad en la actividad que desarrolle.
Existen muchos tipos de negocio que ofrecen productos y servicios que después de adquirirlos son un fraude, forma de producir que desprestigia a la persona en concreto pero también daña el prestigio de un sector o actividad, ofreciendo una visión penosa de la forma de trabajar.
Las muestras de falta de profesionalidad se ven a diario en todos los sectores que reflejan la desidia de las personas hacia el trabajo, alimentado por empresarios sin escrúpulos que no quieren gente eficiente sino personas que produzcan a salarios mínimos, aunque signifique sacrificar la profesionalidad del empleado. Falta de amor por lo que se hace que fomenta el descontento e imposibilita fomentar un clima de confianza.