La electrónica hace posible la creación de ropa inteligente capaz de cumplir más funciones que simplemente la estética, desarrollada para recabar información del organismo, alimenta de datos a los dispositivos electrónicos que los utilizan para interactuar con las personas y cambiar así su estilo de vida.
Todavía está lejos poder utilizar la tecnología para crear prendas que sean capaces de adecuarse a las expectativas del usuario al existir todavía muchas limitaciones, contratiempos que impiden crear elementos útiles, capaces de cubrir las necesidades humanas.
En principio son prototipos que carecen de atractivo para el usuario medio que ve los adelantos como poco prácticos, incapaces de ofrecer alternativas atractivas para su uso en la vida cotidiana, convirtiéndose en artículos poco comunes que serán adquiridos por personas que quieren experimentar nuevas sensaciones.