Acostumbrados a obrar dentro de unas pautas impuestas con el tiempo la persona es incapaz de discernir otras formas de entender la existencia, vive sumergida en una espiral de acontecimientos que la llevan de forma inexorable hacer lo que la sociedad requiere de ella, resignándose.
Como ha sucedido con anterioridad en otros sistemas, en la actualidad desestimados por los acontecimientos de la historia, las personas eran incapaces de abandonar un modo de vida anacrónico que adolecía de falta de pragmatismo.