Se depende de la velocidad de la señal de Internet y del equipo para poder disfrutar sin interrupciones las películas, visionado entrecortado que incomoda al espectador que tiene que esperar unos minutos, haciéndose interminable y tedioso.
El alquiler de películas en el videoclub es un ritual donde el espectador recorre las estanterías para ojear los títulos disponibles en busca de su película favorita, intercambia opiniones con el dependiente sobre los largometrajes y compra palomitas, obligándose a salir de casa.