La mirada ladina del gato muestra un animal domesticado que mantiene el instinto salvaje que hace que sea un animal independiente que convive con los humanos sin estar sujetos a sus deseos, compañero inseparable es agradecido pero no duda en molestarse si por cualquier motivo se siente intimidado, atractivo indomable que lo convierte en un animal con carácter enigmático.
Su silueta estilizada muestra un porte atlético que resalta la belleza felina con rasgos expresivos sobre todo en la cara y en la profundidad de su mirada, diseñado para cazar su instinto primario le convierte en un animal curioso, siempre activo y juguetón se mueve con sigilo.
Apacible con las personas preserva su autonomía sin perder el contacto con muestras de afecto que expresa para reclamar la atención, sociable pero independiente requiere espacio propio para la convivencia, convirtiéndose en un compañero que tiene voluntad propia y sabe lo que necesita en cada momento.