La monotonía acaba con todo de forma paulatina convirtiéndose en algo cotidiano que acompaña a la persona durante cada día, asfixiante ocupa el tiempo y consume la vida, roba la felicidad con la trivialidad cotidiana que aburre al ser humano de su propia existencia atrapándole en una telaraña de hábitos difíciles de cambiar.
Limita su condición al rol que adquirido con el tiempo le impide ver más allá de su propia realidad y que asume atado por las responsabilidades, consumido por el aburrimiento busca opciones insatisfactorias que lo libere de forma momentánea de las ataduras, error que llevará a radicalizar los cambios en un intento de escapar de la situación.
Harto intentará evadirse con cualquier subterfugio que satisfará de forma momentánea los deseos pero que al tiempo provocará un tremendo vacío que le llevará de la euforia de la complacencia a la tristeza de la desesperación, consumido por los errores irá dando tumbos hasta encontrar la estabilidad del rumbo, librándose de las ataduras que le hacían infeliz pero con un gran coste personal que tendrá que abonar para seguir adelante.