El abuso de las compañías telefónicas es una cuestión que llevan los usuarios impotentes denunciando desde hace mucho tiempo ante los atropellos constantes a los que están sometidos, irregularidades a las que se suman el elevado coste tarifario y el mal servicio de atención al cliente de postventa, teniendo muchos inconvenientes burocráticos para dar de baja un servicio.
Descontento que se manifiesta en forma de quejas como describen algunos medios de comunicación donde se puede leer en sus titulares: los servicios de atención el cliente incumplen requisitos mínimos de calidad y Telefonía e Internet lideran las quejas de los usuarios con más de mil quinientas reclamaciones en la OMIC, sentimiento de disgusto con el servicio que hace que aumenten las denuncias.
El sistema necesita un endurecimiento de la legislación para los operadores y más flexibilidad para los consumidores sin que por ello mermé la calidad del servicio, permitiendo al usuario elegir el sistema de atención telefónica entre una locución y una persona, gestión simplificada que solucione el problema sin marearlos por una red de opciones.
El sector necesita adecuar el servicio a las expectativas del cliente satisfaciendo con eficiencia la prestación contratada, endureciendo las indemnizaciones para que no sea lucrativo errar, transparencia beneficiosa tanto para la empresa como para los usuarios.